lunes, 31 de mayo de 2010

La seguridad nos atañe a todos y todas



Si echamos un vistazo a los datos de accidentes en Petronor durante los últimos años observaremos fácilmente el desequilibrio que se da entre el número de accidentes propios y la menor cantidad de accidentes de contratistas. Esto es evidente de forma porcentual, asumiendo que hay más personas empleadas en empresas contratistas que directamente por la casa.
Sorprendentemente durante el 2009 se han contabilizado menos accidentes en el total de empresas contratistas que en Petronor. Algo no cuadra, estos datos no soportan ninguna auditoria seria y a poco que se profundice en ellos demuestran claramente incumplimientos en gestión de la información sobre accidentes en muchos de los trabajos que se realizan en la Refinería.
A raíz de un accidente con baja sufrido por una trabajadora de Petronor y antes de analizar éste, la Dirección nos recuerda la importancia de utilizar los EPI correctamente, cosa con la que estamos totalmente de acuerdo. Lo que no entendemos es por qué esa preocupación no se dirige también hacia las empresas que están ocultando accidentes, jugando casi siempre con la necesidad del trabajo de la gente, y por el contrario se fomenta esta práctica al sancionar a las empresas contratistas que tienen accidentes.
No se puede hacer prevención correctamente si no se conoce gran parte de los actos inseguros, accidentes e incidentes ocurridos, ya que, en cada accidente grave o mortal han tenido que concurrir varias circunstancias, que de haber hecho una prevención sobre los mismos se podían haber evitado.
En este sentido consideramos una herramienta muy valiosa las reuniones conjuntas entre delegados y delegadas de contratas y de la casa, para poner en común toda la problemática que nos ocupa, aunque hay que reconocer que últimamente la participación es escasa.

Esto puede ocurrir por varios motivos: falta de interés de los sindicatos en la acción unitaria; no responder a las expectativas de los y las delegadas de Prevención; falta de implicación en los problemas de los demás; delegar los problemas pensando que se van a resolver ciertas situaciones; una temática más amplia que lo que atañe directamente a las empresas contratistas, etc.
Para solucionar estas posibles carencias e intentar mejorar la prevención trabajando en conjunto, queremos hacer una reflexión entre las y los delegados de prevención de las empresas que trabajan en la Refinería para analizar cuál es la mejor forma que permita acudir a las reuniones que se celebran el último lunes de cada mes en los locales del Comité entre las 9 y las 11 h.

jueves, 20 de mayo de 2010

Los mal llamados "derechos de las mujeres" en crisis


Reproducimos aquí un resumen del artículo publicado en el blog de María Pazos Morán sobre cómo se enfocan los derechos de las mujeres en esta época de crisis. Nos parece muy  oportuno  pues recoge con acierto criterios y prácticas que deberemos utilizar a la hora de negociar nuestro plan de igualdad. Sabemos que la crisis se aprovecha, entre otras cosas, para recortar este  tipo derechos y para luchar en contra de ello esperamos tu colaboración en forma de comentarios y apoyo.




Dentro del discurso principal sobre la crisis no se contempla la igualdad de género, de tal modo que las medidas que se articulan para superarla nunca tienen incluida esta perspectiva. Así desde la oficina de igualdad de la OIT se advierte de que 22 millones de mujeres perderán sus empleos durante el 2009 debido a la crisis. Por otra parte la OIT en su informe anual incluye a las mujeres que se incorporan tras el permiso de maternidad dentro de los grupos vulnerables que deben de ser protegidos.
De dónde viene esta vulnerabilidad si las mujeres ya han demostrado estar sobradamente preparadas y ser tan capaces como los hombres y, si se reconoce que la igualdad de género es necesaria para mejorar la economía, por qué no se invierte en potenciar la igualdad en vez de proteger a las mujeres.
La igualdad como parte de la solución de la crisis pasa por aprovechar el potencial productivo de las mujeres; pero no con empleo precario y a tiempo parcial, sino articulando medidas que persigan conseguir una sociedad más igualitaria, tanto desde la educación como desde el deporte, la corresponsabilidad o desde los grandes discursos y medidas de los políticos. Sin embargo, lo único que se hace es proteger a las mujeres junto a otros grupos vulnerables como la juventud y las personas migrantes.
Es fácil encontrar ejemplos en la negociación con las empresas en que los temas de igualdad y equiparación se quedan atrás por diversas razones. Esto es debido a que a las empresas les cuesta invertir para contratar en igualdad de condiciones, ya que aún siendo igual de eficientes a nivel individual, las mujeres tienen siempre menos disponibilidad que los hombres.
Esta falta de disponibilidad de las mujeres viene dada por sus responsabilidades domésticas y de cuidado, y esto, junto con las crecientes facilidades que se dan para la conciliación, las convierte en mano de obra de alto riesgo, ya que la probabilidad de que se ausenten es mayor que si se contratan hombres. Este fenómeno se conoce como discriminación estadística. En época de crisis este fenómeno se puede agravar, empujando la contratación femenina hacia una mayor precariedad.

Las reformas en curso: ¿simple olvido de las mujeres o algo peor?

Estas consideraciones sobre el mercado de trabajo aceptadas por todo el mundo solo sirven para promover declaraciones huecas o apelar a la buena voluntad del empresariado solicitando que contrate mano de obra más cara.
Para reducir la desigualdad y exclusión de las mujeres en el empleo de calidad se debería empezar por conceder a los hombres mas derechos para el cuidado, por ejemplo con un permiso de paternidad intransferible de igual duración que el de maternidad, o universalizando la educación infantil desde los cero años. Esta medida, prometida por el actual presidente y olvidada en las medidas anticrisis, ayudaría en muchos aspectos ya que mejorar el servicio público de educación sirve para luchar contra la crisis; ayudando a las familias, reduciendo la pobreza infantil, facilitando el aumento de la tasa de natalidad y mejoraría la atención a la dependencia al invertir en infraestruturas de servicios públicos.
Por otra parte la incorporación de la mujer al empleo de calidad está indisolublemente ligada al reparto de las tareas de cuidado y trabajo doméstico. Las jornadas interminables para unos y tiempo parcial para otras, mantienen a la mujer en su situación de cuidadora y proveedora de servicios. Para avanzar hacia la corresponsabilidad las jornadas completas deberían ser más cortas y flexibles para todas y todos. Esto se olvida al tomar medidas contra la crisis o cuando se habla del modelo productivo, pero más allá del olvido el problema está en que las medidas que se toman acentúan la dualidad sexual del mercado de trabajo y con ella la segmentación horizontal y vertical, con funestas consecuencias para la igualdad de género y para la economía

Flexiguridad y difergualdad

Las medidas que se proponen como salida a la crisis pasan por reducir los costes no salariales para los empleadores rebajando las obligaciones de las empresas con despidos más baratos, contratos más flexibles y aumento de la jornada semanal a 65 h. Por otra parte los sistemas de pensiones se reforman para penalizar los periodos de ausencia en el trabajo e incentivando el empleo completo y continuado durante la vida laboral. A esto le llaman flexiguridad, se trata de hacer más disponible la oferta de trabajo y más flexible el empleo.
Los incentivos a la flexiguridad, dirigidos a todas las personas tienen en el fondo un impacto negativo en las cuestiones de igualdad. Las mujeres con responsabilidades de cuidado se ven obligadas a reducir sus jornadas o abandonar temporalmente el empleo, lo que a la larga aumenta las diferencias entre las pensiones medias de hombres y mujeres. Por otro lado las jornadas más largas y el resto de medidas que aumentan la disponibilidad afectan mayoritariamente a los hombres y tienden a dificultar su inclusión en el trabajo doméstico y de cuidado. Asi pues, se afianzan los roles de género.
El problema se complica si observamos que mientras el empleo en general se flexibiliza se hace más rígido el empleo femenino en particular. De hecho, el aumento de facilidades para las mujeres con responsabilidades familiares es, a su vez, un aumento de las obligaciones empresariales, que se traduce en prohibiciones de despido durante el embarazo, garantía de recuperar el puesto tras permisos y excedencias, derecho a jornadas flexibles y reducidas. Todos estos beneficios con tendencia a aumentar, acentuan a su vez el fenómeno antes señalado de la discriminación estadística.

El boomerang de los supuestos derechos de las mujeres

Se están tomando medidas para proteger los derechos de las mujeres sin evaluar el impacto que producen sobre el empleo o sobre los derechos que pretenden garantizar. Por ejemplo, el empleo a tiempo parcial es sabido que en general es precario con sueldos, derechos sociales y pensiones que no permiten vivir dignamente, sin embargo se obvia que en todos los paises es mayoritariamente femenino. Los permisos del tiempo parcial y flexibilidad horaria para personas con hijos o hijas de corta edad tienen escasa incidencia en el empleo masculino, produciendo una gran segmentacion horizontal y vertical en el mercado de trabajo. Otro ejemplo documentado son los permisos parentales que solo son disfrutados por los hombres si son intrasferibles y pagados sobre el 100% del salario.
Merece especial atención la protección del puesto de trabajo de las mujeres embarazadas y los permisos de maternidad. Desde cantidad de organismos se aboga por el aumento de estos derechos, aumentando el tiempo de prohibición de despido y el permiso de maternidad en aras de los supuestos derechos de las mujeres y sin tener en cuenta las consecuencias.
La experiencia histórica muestra que el empleo femenino se ha considerado accesorio y ajustable según el ciclo económico y otros factores. Sin embargo, en esta crisis sería difícil que las mujeres volvieran al hogar, ya que las mujeres han superado en formación a los hombres, su incorporación al empleo es mucho mayor y la conciencia y los derechos adquiridos impiden que los viejos mecanismos tengan el mismo efecto sobre la oferta de trabajo femenino. Sin embargo, estos mecanismos si están teniendo efecto sobre la demanda, posiblemente sea la vía que entraña el mayor peligro de excluir a las mujeres del empleo de calidad en esta crisis. Y si no por qué la Comisión Europea tramita de urgencia el aumento del permiso de maternidad mientras sigue sin emitir directiva alguna sobre el permiso de paternidad intrasferible; o cómo es que se reclama mayor flexibilidad y no se ponen reparos a la rigidez del empleo femenino. Por todo ello debemos cuestionarnos el papel de los organismos que avalan estas medidas de igualdad.

La única solución: el cambio estructural hacia un modelo de sociedad de personas sustentadoras/cuidadoras en igualdad.

En realidad, lo que subyace en todas estas medidas es la negativa a cuestionar la división sexual del trabajo. Si fuera imposible el reparto equitativo del trabajo doméstico y de cuidados entre hombres y mujeres, sería comprensible intentar compensar a las mujeres por su doble función, por más que resultara costoso e ineficiente. Pero hoy la sociedad ya apuesta por la corresponsabilidad, que no sólamente es una cuestión de justicia sino que permite aprovechar el capital humano de las mujeres y el potencial cuidador de los hombres; disminuye el riesgo de pobreza, y particularmente de pobreza infantil; y evita las ineficiencias en el mercado de trabajo y en la organización del trabajo doméstico. Más aún, los países que han apostado por el cambio estructural, desde la sociedad basada en la familia de ‘sustentador masculino/esposa dependiente’ a la de ‘personas sustentadoras/cuidadoras en igualdad’, han demostrado que, ofreciendo a las mujeres la posibilidad de tener hijos/as en igualdad sin renunciar al empleo de calidad, se pueden recuperar las tasas de fecundidad a niveles aceptables (véase el caso de Suecia) y abordar así los retos del envejecimiento poblacional que previsiblemente se agravarán con la crisis económica.
La crisis ha confirmado la necesidad de superar la etapa de las llamadas ‘políticas de igualdad’. Muchas de estas políticas consistían en ayudas que, aún con carácter marginal y presupuesto simbólico, aparecían como trato de favor a las mujeres; enmascarando la desigualdad producida por las políticas públicas en general y la exclusión de las mujeres de los derechos económicos y de ciudadanía. El movimiento feminista no debe seguir dejándose engañar por los supuestos ‘derechos de las mujeres’ ni por la vieja concepción de las políticas de igualdad como algo accesorio y marginal, ni por la vieja idea de que la igualdad es una fuente de gasto público difícil de asumir.

martes, 11 de mayo de 2010

Gestión del Refino y Seguridad




En las últimas semanas el Comité de Empresa ha sacado varias notas en contestación a los intentos de Repsol de llevar a cabo una reestructuración en las Refinerías con el nombre de "Modelo de Gestión de Refino". Por la importancia que esto tiene es por lo que desde TU también queremos dejar constancia de nuestra opinión.

Lo que podemos desprender a la vista del organigrama que se quiere implantar en Cartagena al que hemos tenido acceso, ya que, la Dirección de Refinería no lo ha presentado al Comité de Empresa, implica claramente una reducción de plantilla en Jefes/as de Sección dejando uno por Área. También existe un cambio en los nombres de algunas Direcciones, sin saber lo que ello conlleva. Para llevar esta nueva organización se han sacado de la manga un estudio a través de "ALFA Consulting".

Para ver la importancia que este tipo de modelo tiene cara a la seguridad hay que situarla a lo largo del tiempo y de la propia experiencia que en Petronor tenemos sobre la seguridad de las persona e instalaciones. También debemos revisar las demandas realizadas por el Comité de Empresa y Delegados/as de Prevención, recogidas y sintetizadas, fundamentalmente, en la nota enviada el 13 de julio de 2007 a raíz de una explosión ocurrida en BP Texas y así como de la opinión de la Inspección de Trabajo y OSALAN a raíz del último accidente mortal ocurrido el 11 de febrero.

En el análisis que hacíamos del Informe BAKER, en el apartado 3 (Permisos de Trabajo), decíamos que la media de permisos 2006 había sido unos 240 diarios, y con el número de personas existentes no se podía realizar una buena preparación de los trabajos ni un buen seguimiento de los mismos. Para corregir esta deficiencia demandábamos a la Dirección de Refinería ampliar el número de Jefes/as de Sección (uno por área), esta demanda era apoyada por la Dirección de Producción, pero desgraciadamente no se ha llevado a efecto.


Las peticiones recogidas en el Informe BAKER, han sido reiteradamente planteadas a la Dirección a lo largo de los últimos años y el pasado día 12 de Abril el Comité de Empresa le recordó la plena vigencia de estas demandas, pues entre otras cosas, a día de hoy se ejecutan entre 300 y 400 permisos de trabajo, y a nadie se le escapa lo que esto supone para el mantenimiento y la seguridad.

De hecho, a raíz del último accidente mortal, tanto el Comité de Empresa, como la Inspección de Trabajo y OSALAN, coincidimos en el apartado de conclusiones en que:

“Los permisos de trabajo son el instrumento que garantiza que se ha realizado una evaluación específica de todos los riesgos y se establecen las medidas preventivas a la hora de realizar las tareas, teniendo en cuenta los riesgos propios y los del trabajo a ejecutar, coordinando las acciones precisas de las diferentes organizaciones involucradas en la realización del trabajo, cosa que no se ha hecho en este accidente ni se viene haciendo en algunos permisos de trabajo, incumpliendo la Norma”.

De aplicarse la norma de Permisos de Trabajo en toda su extensión, con la plantilla de Jefes/as de Sección que existe actualmente, difícilmente podríamos acometer todas las reparaciones necesarias en las Unidades para que éstas funcionen con las garantías de Seguridad debidas.

Otro de los aspectos a tener en cuenta es que, los Permisos de Trabajo de Mantenimiento deberían prepararse por personal propio y no por encargados de las contratas, así mismo los encargados de Mantenimiento deberían revisar todos los trabajos para poder dar el Vº Bª para su finalización.

Como se puede comprobar las demandas del Comité, las Instituciones y de un sector de la anterior dirección distan mucho de las pretensiones que Repsol quiere implantar en Petronor.

No se puede aplicar una política de reducción de costes en una Refinería, reduciendo personal, no invirtiendo en nuevos proyectos de Ingeniería, en trabajos de mantenimiento, etc., ni a costa de la pérdida de derechos de los trabajadores/as.

Esperemos que el sentido común y la cordura se imponga a ese afán de reducir costes, de no ser así desde TU estaríamos por utilizar todas las medidas de presión (internas y externas), como forma de garantizar la Seguridad de personas, instalaciones y entorno.