El eslogan que ha elegido la Dirección para acometer los trabajos de mantenimiento de la URF, nos da una
idea de una parada en la que todo está controlado y se mejora de manera constante, sin embargo a juzgar por el inicio de los trabajos podemos decir que,
en lo que respecta a las personas que realizan estos, no se percibe esa mejora
ni en la programación de las jornadas, ni en las condiciones de trabajo.
Para una sección sindical como la
nuestra este es un tiempo de tensión, pues somos conscientes de que durante este
periodo se incrementa la actividad laboral con el fin de acabar lo antes
posible los trabajos y esto aumenta los riesgos. Por ello hemos decidido que un delegado de
prevención se dedique a tiempo completo a labores de supervisión, tanto de las
condiciones de los y las trabajadoras, como de la ejecución de los trabajos
desde la perspectiva de quienes los realizan.
Durante esta primera semana, en
la que aún no se han empezado a desarrollar los trabajos más delicados, hemos
detectado carencias y malas prácticas que pasamos a detallar.
A pesar de haber solicitado con
tiempo suficiente que se adecuen y amplíe la capacidad de los vestuarios para
contratistas, en los primeros días no ha sido posible estar a la altura de las necesidades
y hemos tenido a 335 personas en unas instalaciones sin los servicios
adecuados, también otro de los
vestuarios, que alberga 375 personas, ha estado sin luz, calefacción ni agua caliente.
También hay problemas con el
edificio que se utiliza para comedor; tiene una capacidad insuficiente (110
personas) para el volumen de personas que desearían utilizarlo y a día de hoy
están buscando la solución para quitar los baldes que tienen para recoger las
goteras. Hay que decir que estos graves problemas se van solucionando gracias a
la Dirección, pero a esto no lo llamaríamos innovación precisamente.
Otro aspecto en el que no se
mejora año tras año es el manejo de la gran cantidad de vehículos que acuden a
nuestras instalaciones. No solo en el tema del aparcamiento exterior que, a
pesar de la oferta de aparcamiento disuasorio con lanzadera, sigue siendo un
caos para las contratas. El mayor problema es el colapso de los accesos que se
repite a las horas de máxima afluencia, con camiones en doble fila, el parking de
personal propio saturado y el turno aparcando en los arcenes. Lo peor de esta
situación es que se sigue sin reducir el número de vehículos que acceden a la planta y
que aun existiendo plazas libres en la
zona de oficinas no se permita al turno de tarde entrar para ocuparlas, pues no
son personal de confianza como las personas excluidas de convenio que si tienen
acceso.
Como veis hay algunas cosas en
las que no se pone tanto empeño para mejorar, esperamos poder avanzar también
en estas cuestiones que afectan a las personas y que no por ello son menos
importantes. Os seguiremos informando.
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